Miami, 5 de agosto de 2025 – La solicitud de intervención humanitaria para Venezuela, impulsada el 5 de enero de 2018 por Oscar Pérez, mártir de la libertad venezolana, junto a Gustavo Lainette, presidente del Movimiento Resistencia Venezolana, ha superado las 349.000 firmas, convirtiéndose en la petición venezolana más respaldada de la historia contemporánea.
Esta petición fue el último acto político en vida de Oscar Pérez, realizada días antes de ser asesinado en la masacre del Junquito, y representa un clamor legítimo del pueblo venezolano ante la comunidad internacional para que actúe frente a la emergencia humanitaria y la opresión sistemática del régimen de Nicolás Maduro.
“Oscar Pérez dejó claro que la salida de la dictadura no sería electoral, sino a través de una intervención humanitaria que pusiera fin a la tragedia que vive Venezuela. Esa fue su última voluntad y es nuestra bandera de lucha. La llevaremos hasta las últimas consecuencias”, expresó Gustavo Lainette.
Un camino de resistencia que sigue creciendo
Desde 2018, esta petición ha sido promovida sin descanso por el Movimiento Resistencia Venezolana, como un instrumento legítimo para ser presentado ante la ONU, la OEA, el Congreso de los Estados Unidos, y otros organismos internacionales y gobiernos aliados del mundo libre.
Con más de 349.000 firmas a la fecha, se consolida como una herramienta de presión ciudadana que busca una respuesta concreta y efectiva frente a la dictadura chavista que ha destruido las bases democráticas del país.
“No estamos pidiendo compasión, estamos exigiendo acción. Esta es una lucha por la vida, por los derechos humanos, por la libertad. Y cada firma es una voz que grita: Venezuela necesita ayuda”, añadió Lainette.
Desde el Movimiento Resistencia Venezolana se hace un llamado urgente a todos los venezolanos dentro y fuera del país a unirse a esta cruzada por la libertad. El portal oficial www.resistenciavenezolana.org está habilitado para firmar, compartir la solicitud y apoyar esta causa histórica.
Oscar Pérez no murió en vano. Su mensaje vive. Su causa continúa. Y Venezuela no está sola.